SU SUEÑO TENÍA UNA ESTRELLA LLENA DE GOL Y GAMBETAS…

Corría el año de 2007, yo con tan solo siete años de edad recibía mi primer teléfono celular, el cual tenia la capacidad de reproducir dos canciones. Una de esas canciones era de las favoritas de mi papá, “La mano de Dios” del cantante argentino Rodrigo. En esta canción se narra la vida del astro del fútbol, Diego Armando Maradona hablando de sus triunfos y tropiezos, este fue el primer acercamiento que tuve con el llamado “Pelusa”.

Nunca tuve el privilegio de ver jugar al que muchos llaman, “el mejor de todos los tiempos”, aquel mítico hombre que hiciera estallar a un repleto Estadio Azteca en 1986 con un gol de ensueño y el que llevara al Nápoles a la gloria europea, únicamente tengo las historias de mi padre que con emoción cada que habla de Maradona se expresa de él como si fuera un héroe sacado de una novela griega.

Y no es para menos, la historia de Diego es digna de una epopeya, el joven de un barrio pobre que jugaba en potreros, cuya zurda privilegiada lo llevo a tocar el cielo coronándose campeón del mundo para después caer en el infierno en donde enfrentaría al demonio de las adicciones que por años lo atormento y que a palabras del propio jugador “le corto las piernas”.

La figura de Maradona va más allá de un buen futbolista, la magia de su camiseta ‘10’ perdura en la memoria de los argentinos y de todos los que amamos este hermoso deporte, en una mezcla de veneración y agradecimiento eterno por la alegría brindada por el crack. En su galería de jugadas antológicas está el polémico gol conocido como “la mano de Dios”, además del gol más espectacular del siglo XX. Los excesos y controversias de su vida exacerban el lado más humano de una figura que desde hace tiempo se hizo legendaria y que hoy lloramos su partida.

Dichosos los que vieron a “D10S” pisar una cancha de futbol, es impresionante como un par de piernas y una pelota son capaces de paralizar al mundo entero. Hoy tal como lo dice la canción de Rodrigo, el pueblo y todo el mundo cantó: ‘Maradó, Maradó’ en memoria de una figura tan enigmática como la vida misma. Descanse en paz el gran Diego Armando Maradona, te vas de la mano de Dios.

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