EL DIOS MÁS HUMANO DE TODOS: COMO LOS EXCESOS LE CORTARON LAS PIERNAS A DIEGO
- Santiago Daniel Benítez
- 26 feb 2021
- 6 Min. de lectura

Una noche de enero de 1991, Diego Armando Maradona, la estrella del fútbol más famosa del mundo, jugaba entonces para el S.S.C. Napoli en la Serie A de Italia se encontraba tratando de ordenar silenciosamente a dos sexoservidoras de un socio de la mafia napolitana.
Cuando Maradona hizo esa llamada, era una figura aislada, desgastada por la constante atención de su fama, incapaz de ir a ningún lado de Nápoles, acosado por los medios, jugando en un club del que quería escapar y adicto irremediablemente a la cocaína. Pero a la mitad de esta discreta orden de las 3:40 a.m., la señora al otro lado de la línea insistió en que Maradona saludara a su hijo, un fanático del Napoli.
Sin que Maradona lo supiera, la llamada telefónica fue intervenida por las autoridades y luego utilizada como prueba para presentar cargos contra la figura del mediocampo por posesión y distribución de cocaína (esto último porque les ofreció un poco de polvo a las sexoservidoras). En abril del mismo año, una prueba de drogas encontró rastros de cocaína en su sangre y se le impuso una prohibición sin precedentes de 15 meses para jugar al fútbol. Luego huyó de Italia a su Argentina natal y fue arrestado de inmediato por posesión de cocaína, y la policía se llevó a un tristísimo Maradona entre lágrimas.
"Cuando llegó a Nápoles, tenía los ojos brillantes y una gran sonrisa, Pero cuando se fue, se quebró por un daño que fue parcialmente autoinfligido". Esto según palabras recabadas de un viajo aficionado napolitano en el documental de Diego Maradona de 2019
Fue una caída impactante para el jugador más talentoso de su generación; a la altura de grandes de la actualidad como Cristiano Ronaldo o su compatriota argentino Lionel Messi. Pero a diferencia de ellos, Maradona también era un jugador que tenía una historia romántica, de la pobreza a la riqueza, que era tan atractiva como su talento en el campo. Uno de ocho hijos, nacido en 1960 en una familia muy pobre que vivía en los suburbios de Buenos Aires. La habilidad de Maradona con un balón de fútbol comenzó a mostrarse a una edad temprana. A medida que crecían los rumores sobre su asombroso talento, un equipo de filmación capturó imágenes del niño haciendo trucos y explicando que su ambición era ganar la Copa del Mundo para Argentina mismas imágenes que en estos días hemos vistas replicadas en distintos medios. A los 15 años, Maradona fichó por el equipo local Argentinos Juniors e inmediatamente se convirtió en responsable financiero de toda su familia.
Su talento lo llevo a defender la camiseta del club de sus amores, Boca Juniors, en 1981 antes de que el FC Barcelona se hiciera con él para el año siguiente. Pero su llegada a Europa se vio empañada por las lesiones y la controversia sobre su estilo de vida y temperamento fiestero. En su último partido con el Barcelona, la final de la Copa del Rey de 1984 contra el Atlético de Bilbao, Maradona se vio envuelto en una pelea a gran escala que lo incluyó empujando una rodilla en la cara de un oponente, dejándolo inconsciente en el campo. Para empeorar las cosas, el asunto se desarrolló frente a la familia real española que como es tradición se encontraba presente en aquella final, mientras todo el país lo veía por televisión en vivo.
Después de ese vergonzoso episodio, solo el Napoli parecía dispuesto a arriesgarse en comprarlo. La mudanza a un club en apuros fue definitivamente caída para Maradona, siendo en aquel entonces Nápoles uno de los lugares más pobres y violentos de Europa en ese momento urgido de un “héroe".
Pequeño, rápido, fuerte, difícil de golpear y bendecido con una técnica e inteligencia sin igual, nadie podía jugar como Maradona en su mejor momento. Rápidamente cargó al club (y a la ciudad tan ridiculizada) en su espalda mientras pasaba de una causa perdida a un serio contendiente en las dos primeras temporadas de Maradona. El escenario fue similar para el equipo nacional de Argentina que en aquel entonces no se consideraba una potencia mundial dentro del fútbol como lo es hoy en día, una selección a la cual Maradona capitaneó en la Copa del Mundo de 1986 en México. A la edad de 26 años, lideró desde el medio campo, produciendo sensacionales actuaciones en solitario, sobre todo en los cuartos de final, en los que derrotaron a Inglaterra 2-1. Maradona marcó los dos goles; el primero fue el polémico incidente conocido como la "mano de dios", en el que de manera engañosa y gañaneria pura golpeó con su mano metiéndola a la red.
La segunda, una carrera individual impresionante, partió de su propia mitad. Regateó a cinco jugadores de Inglaterra para uno de los mayores goles en la historia de la Copa del Mundo. Argentina todavía estaba resentida por su derrota ante los británicos durante la Guerra de las Malvinas de 1982, por lo que Maradona (y casi toda Argentina) lo consideró como una "venganza". También fue fundamental en la final, colocando un pase asesino para el gol de la victoria en la derrota por 3-2 de Alemania Occidental. Ya adorado en Argentina, se convirtió en un héroe nacional.

El éxito continuó en el Nápoles, ya que Maradona los llevó a su primer título en 1987, anotando 10 goles en el camino. Lo convirtió en una deidad napolitana instantánea.
El entrenador personal de Maradona, Fernando Signorini, recuerda en una entrevista para la televisión italiana en 1996, que en alguna ocasión el jugador se hizo un análisis de sangre, solo para que una enfermera robara un frasco y lo colocara en una iglesia local. “Era como un semidiós, y eso perturbaba psicológicamente”, aseguro en aquella entrevista.
Con su capacidad para moverse por la ciudad prácticamente inexistente, la Camorra, un notorio grupo mafioso, ofreció protección a Maradona y complació su gusto por la fiesta, las drogas duras y las mujeres, pese a estar casado con su novia de toda la vida, Claudia Villafane, fue a principios de 1987 cuando una de las muchas mujeres en su vida asegura ante los medios italianos tener un hijo del astro argentino, hijo que el futbolista negó. El problema de no reconocer a su hijo llega en un momento crucial de su vida, en el apogeo de su logro, Maradona sintió que nunca podría cometer un error o mostrar debilidad, por lo que comienza a mentir. Eso es lo que lo lleva por un camino cuando se pierde a sí mismo.
En ese momento, su éxito en el campo continuó. Napoli ganó la Copa de la UEFA en 1989 y el título de la Serie A nuevamente en 1990. Pero mentalmente, Maradona se había marchado. Anhelaba un lugar más tranquilo para jugar al fútbol, y sus vicios cada vez mayores eran su principal escape. Incluso los aficionados del Napoli los que tanto lo adoraron deseaban que el club lo hubiera dejado ir antes, porque tal vez entonces no habría estado tan mal
Aún más inquietante fue la Copa del Mundo de 1990, celebrada en Italia. Durante la semifinal (celebrada, según el destino, en Nápoles), Argentina venció a Italia en la tanda de penaltis, con Maradona anotando un penalti clave. Habiendo sido un héroe en su país de adopción durante tanto tiempo, Maradona se convirtió en persona non grata en Italia casi de la noche a la mañana. Los cargos por drogas y la persecución telefónica llegaron pocos meses después, y nadie del S.S.C. Napoli incluso estuvo presente en la sentencia que decretó su suspensión de 15 meses del fútbol.
Desde entonces la batalla por la redención continuo hasta sus últimos días para Maradona. Regresó brevemente a la selección argentina de la Copa Mundial de 1994, pero falló en otra prueba de drogas, esta vez por la efedrina que mejora el rendimiento, imposible olvidar esa escena en la que a mitad del partido una enfermera se lo lleva para la prueba de antidoping que marcaría su carrera y que lo dejo fuera del mundial suceso que a sus palabras “le corto las piernas”. Después de reducir gradualmente su carrera durante la década de 1990, luchó contra el consumo intermitente de cocaína, la obesidad y el alcoholismo. Envuelto en sucesos como la orgia patrocinada por Fidel Castro en un centro de rehabilitación en La Habana, Cuba o los casos de violencia doméstica, Diego lucho hasta sus últimos días contra un rival al que nunca le pudo ganar un partido, las adicciones.

Diego Maradona representa todo lo hermoso y sublime dentro del futbol, pero a su vez ejemplifica todo lo que esta mal dentro del deporte y dentro de la sociedad Latinoamericana. Diego es un ejemplo para cada uno de nuestros jóvenes de como las drogas no perdonan ni siquiera a los dioses.
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